miércoles, 18 de noviembre de 2015

Acné Juvenil


Esta enfermedad, propia de la adolescencia, se debe a la inflamación de los pequeños sacos que engloban la raíz de los pelos (folículos pilosebáceos).
El acné afecta al 80% de los adolescentes y se caracteriza por la presencia de puntos negros, pápulas, pústulas, quistes llenos de pus y en las formas graves, lesiones profundas infectadas. La formación de estas lesiones depende de: la intervención de algunas hormonas, el sebo, las bacterias y las modificaciones en la estructura de la piel. Según la importancia de las lesiones, el acné puede ser leve o grave. Generalmente aparece en la cara, los hombros, el cuello y la espalda.
Causas
El acné suele aparecer en la pubertad. En este período, las hormonas sexuales masculinas (andrógenos), producidas por las glándulas suprarrenales, los testículos o los ovarios, estimulan intensamente las glándulas sebáceas. Éstas secretan un exceso de sustancia grasa que lubrifica la epidermis (sebo). El sebo que no puede eliminarse normalmente da lugar a la formación de un pequeño bulto, llamado comedón. Éste contiene sebo y bacterias en gran cantidad. Su rotura provoca la inflamación de los folículos.
Factores que favorecen el acné
El acné se agrava durante el invierno. En verano disminuye por la influencia beneficiosa del sol. No parece que la alimentación pueda favorecerlo. En el pasado, se consideraba que ciertos alimentos podían provocarlo (p. ej., chocolate y embutidos), sin ninguna razón que lo fundamentara. Se constata un empeoramiento del acné durante los días próximos a la menstruación, en las mujeres jóvenes, y una recuperación o un agravamiento durante el embarazo.
Signos
En las formas leves de acné, se distinguen los comedones cerrados o puntos blancos (microquistes), y los comedones abiertos o puntos negros. Los comedones cerrados aparecen bajo la forma de pápulas blancas de 1 o 2 milímetros. Se localizan preferentemente en la frente, nariz, mejillas y espalda. Los comedones abiertos tienen un orificio dilatado que permite extraer fácilmente el contenido; los comedones cerrados, en cambio, suelen ser de tipo inflamatorio.
Por lo general, las formas de acné se curan sin que sea preciso administrar ningún tratamiento, a menos que se hayan efectuado manipulaciones sin desinfección, para intentar extraer los puntos negros.
Las formas más importantes de acné se caracterizan por la presencia de lesiones que contienen pus y, con frecuencia, dejan cicatrices permanentes.
Tratamiento local
El tratamiento local (es decir, por vía externa) mediante cremas, geles o lociones es suficiente en la mayoría de los casos.
Este tratamiento tiene dos objetivos principales: por una parte, favorecer la eliminación de los comedones y, por otra, luchar contra la producción excesiva de sebo (seborrea).
Los productos que se emplean son irritantes para la piel, por lo que hay que utilizarlos siguiendo las pautas concretas establecidas por el médico. El tratamiento es eficaz si se sigue diariamente durante 3 o 4 meses, por lo menos.
Tratamiento general
Además de la curación de las lesiones producidas por el acné, el objetivo es intentar prevenir al máximo la aparición de cicatrices.
·        Tratamiento antibiótico. En las formas persistentes, muy infectadas o rebeldes al tratamiento local, o en el caso de lesiones muy extendidas y profundas, el tratamiento debe ser administrado por vía general.
Los antibióticos se utilizan para impedir la proliferación y la actividad de los gérmenes responsables de la infección. Al cabo de 3 meses de tratamiento, el médico valora los resultados y decide suspenderlo o mantenerlo.
·        Isotretinoína. Este medicamento de síntesis se emplea cuando los antibióticos son insuficientes o cuando el acné es muy grave. Disminuye el tamaño de las glándulas sebáceas y reduce la secreción del sebo, además de ser antiinflamatorio y antimicrobiano. Tiene muchos efectos secundarios, por lo que exige un seguimiento muy cuidadoso.
·        Hormonas antiandrogénicas. Se emplean, sobre todo, en la mujer y dan buenos resultados. Impiden la acción productora de acné de los andrógenos (hormonas masculinas).
Prevención
Se recomienda lavar la piel cada día con un jabón suave y aclararla bien. Se desaconseja totalmente manipular los puntos negros y granos. Se corre el riesgo de provocar una infección del folículo piloso. Los cosméticos que contienen aceites favorecen la formación de comedones y están contraindicados, al igual que ciertos productos agresivos para la piel. El sol puede mejorar lesiones superficiales.
No obstante, en caso de tratamiento por vía oral, hay que evitar la exposición al sol, sobre todo de forma prolongada.

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